A
continuación, veremos algunas señales que nos permiten identificar un
texto de vanguardia. Antes de pasar a ver estos modos de reconocimiento,
hay que señalar dos cosas: en primer lugar, que no puede
decirse que un poema sea vanguardista porque su autor perteneció alguna
vez a las vanguardias. Hubo innumerables autores (como Jorge Luis
Borges, Pablo Neruda y el mismo César Vallejo) que pertenecieron
durante una época de su vida a las vanguardias pero que después las
abandonaron. En segundo lugar, estas características
pueden darse todas juntas o por separado y no siempre son suficientes
para definir si un poema es o no de vanguardia.
Reconocimiento contextual:
Hay un reconocimiento exterior al poema que tiene que ver con la época
en la que fue escrito, dónde fue publicado, si el autor pertenecía a
las vanguardias. Si bien esto indica que se trata de un poeta
vanguardista, nos dice muy poco sobre el poema.
Reconocimiento visual:
A menudo, los poemas vanguardistas le otorgan mucha importancia a la
visualidad y a la espacialidad de la letra escrita. Uso de versos
esparcidos por la página, palabras que forman imágenes, utilización de
diferente tipos de letras.
Reconocimiento formal:
Los poemas de vanguardia evitan las reglas tradicionales del quehacer
poético: la versificación regular, la rima, las formas consagradas como
el soneto. "Piedra negra sobre una piedra blanca", de César Vallejo, un
soneto con versos endecasílabos, no sería vanguardista, aunque sí
puede percibirse la herencia vanguardista en la audacia de las imágenes o
la violencia que se ejerce sobre el lenguaje (tan frecuente en este
autor).
Violencias sobre el lenguaje:
La violencia sobre el lenguaje poético se ejerce de dos maneras: o se
introducen palabras ajenas al lenguaje poético o se violan algunas
reglas de la sintaxis.
Así se
dieron los primeros pasos de la vanguardia, aunque el momento de
explosión definitiva coincidió, lógicamente, con la Primera Guerra
Mundial, con la conciencia del absurdo sacrificio que ésta significaba, y
con la promesa de una vida diferente alentada por el triunfo de la
revolución socialista en Rusia.
Aunque
no de forma rigurosa, el surrealismo apareció en escritores españoles y
sudamericanos. Aleixandre o Lorca escribieron obras que se pueden
denominar surrealistas. Lo mismo sucedería en autores americanos como el
Pablo Neruda de "Residencia en la tierra".
En conclusión, las
vanguardias fueron corrientes de postulados innovadores e incluso
radicales que dejaron una huella particular en jóvenes autores de
orígenes y obras diversas.
Por
otro lado, nacieron en Hispanoamérica otros "ismos", autóctonos. El
"ismo" americano por excelencia es el "Creacionismo", cuyo promotor fue
el Chileno Vicente Huidobro. De España importaría Borges el ultraísmo.
Así pues, las resonancias de las innovaciones vanguardistas también
afectaron a los poetas hispanoamericanos.
El
primer caso es bastante frecuente en las poesías de Oswaldo de Andrade y
Oliverio Girondo; lo segundo se observa claramente en los poemas de
César Vallejo.
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